El Grito (1895), originalmente llamado Desesperación, es la obra más conocida y famosa de Edvard Munch.
Considerada como uno de los cuadros más representativos del expresionismo, sus interpretaciones, han sido variadas y múltiples. Mientras unos creen que el cuadro representa la propia angustia de Edvard por la tragedia de la muerte de sus familiares, otros creen que es una crítica al modelo socioeconómico de aquella época.
Un día de 1883, Munch, describió de esta manera en su diario, lo que pudieron ser las circunstancias que lo llevaron a crear esta obra, de la cual existen 50 variantes:"Estaba caminando con dos amigos. Entonces se puso el sol. De momento todo el cielo era rojo sangre, y me sobrecogió una gran melancolía. Me quedé quieto y me recosté al borde del camino, me sentía muy cansado, nubes como sangre y lenguas de fuego caían sobre la ciudad y sobre los fiordos azules y negros. Mis amigos continuaron caminando y yo me quedé solo, temblando de ansiedad. Sentí como si un gran grito interminable atravesara la naturaleza''.
Después de analizar varios párrafos del diario de Munch, y de estudiar variados datos topográficos de la época, se llegó a la conclusión de que aparentemente lo que había inspirado a Edvard Munch a crear El Grito, había sido la erupción del volcán de Krakatoa (Indonesia), el 27 de agosto de 1883. Ya que la explosión se oyó a 4500 kilómetros de distancia, y los gases que expulsó el volcán, produjeron atardeceres de color rojizo durante mucho tiempo, los cuales llegaron a verse en Europa.
Pero además, no solo se inspiraría en este fenómeno natural, ya que se llegó a saber que el paisaje de fondo, era la ciudad de Oslo, desde la Colina de Ekeberg, y que una momia de Perú, que se expone en el Musée de l´Homme de París, sería la figura que inspiraría al autor para su primer plano.
Después de analizar varios párrafos del diario de Munch, y de estudiar variados datos topográficos de la época, se llegó a la conclusión de que aparentemente lo que había inspirado a Edvard Munch a crear El Grito, había sido la erupción del volcán de Krakatoa (Indonesia), el 27 de agosto de 1883. Ya que la explosión se oyó a 4500 kilómetros de distancia, y los gases que expulsó el volcán, produjeron atardeceres de color rojizo durante mucho tiempo, los cuales llegaron a verse en Europa.
Pero además, no solo se inspiraría en este fenómeno natural, ya que se llegó a saber que el paisaje de fondo, era la ciudad de Oslo, desde la Colina de Ekeberg, y que una momia de Perú, que se expone en el Musée de l´Homme de París, sería la figura que inspiraría al autor para su primer plano.
Nunca descubriremos las verdaderas razones que llevaron a Munch, a pintar tan enigmático cuadro, pero quizás esa razón sea la que nos provoque a cada uno de nosotros, crear nuestra propia inspiración.